miércoles, 8 de marzo de 2017

5 preguntas sin respuesta.

Yo creo en el cambio.  Creo mi cambio. Creo en mí. El cambio empieza en mí. 


Se entiende que tienes derecho a tener a tu hijo. Pero luchamos contra una serie de normas implícitas, que nos hacen menos libres a la hora de decidir.

¿Te has parado a pensar alguna vez en por qué posponemos la maternidad? Biológicamente se está llegando tarde. El sistema no está preparado ni tan siquiera para que una chica de veinte años tenga un niño, pese a que su cuerpo está preparado, y es madura como para hacer de su aventura maternal lo que ella quiera. Y eso se sabe... Nos parece que las mujeres somos libres para decidir ser madres treintañeras, pero la realidad es que no elegimos... pasamos por el aro y asumimos la decisión como nuestra (y sé que muchas pensarán que ésto que digo es mentira, pero el inconsciente social actúa muy bien).






 1.¿Por qué sólo se habla de conciliación en mujeres trabajadoras de más de treinta años que no quieren renunciar a su despegue?  

2.¿No se pueden conciliar los estudios y la maternidad? ¿Por qué no se justifican las faltas de asistencia a madres y padres? 

3.¿Qué pasa con esas parejas jóvenes en la que uno estudia y se prepara y otro trabaja? ¿Por qué no existe la posibilidad de que uno de los dos compatibilice los estudios con la crianza, y así no interrumpir su avance  profesional una vez se haya incorporado al mercado laboral?




4.¿Por qué siempre el planteamiento ideal es que hay que compatibilizar el trabajo de ambos padres con la crianza? 

5.¿Por qué asumimos como normal que uno de los padres tenga que renunciar al trabajo o reducir su jornada de manera forzosa? 



¿Saben, madres? Conformarse no es nada fácil. De que lo hagan o no, va a depender que se sientan  más o menos frustradas o miserables... Pero pueden elegir pelear y hacer las cosas como de verdad les apetece. Y les aseguro que ese... ese sí es el camino que se merecen emprender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario